lunes, 30 de marzo de 2009

Diferente destino, mismo transporte

Percepciones. La vida se basa en percepciones. Cada persona que conocemos, cada ciudad que visitamos. Al llegar a Beijing, Shanshan se convirtió en nuestra primera anfitriona y más de dos meses después ya podemos decir que es nuestra amiga. Aquí os la presentamos.


A ojos de un chino, no imagináis la dificultad que puede tener decir tres oraciones con sentido en nuestro idioma. Sin embargo, sólo hizo falta un “ahora en chino” para escuchar esa historia, porque a nosotros a veces nos suena a eso, a cuentos chinos. Gracias compañera de experimentos gastronómicos. Pero las limitaciones del idioma, y de las tradiciones (todo hay que decirlo), nos han hecho coger un resfriado y un principio de otro. Aunque en la calle siga haciendo menos de 10 grados, las calefacciones dejan de funcionar en todas las casas de Beijing a partir del 15 de marzo. La primavera llega a El Corte Inglés y a China, por mucho que las gélidas temperaturas se empeñen en lo contrario. Un bien necesario que nos han quitado de la noche a la mañana y que, a estas alturas de la película, nos ha obligado a comprarnos un edredón.

No saber qué será de nosotros mañana, inquieta, asusta, agobia…engancha. La montaña rusa es un recurso tan manido como práctico para plasmar cómo nos sentimos. Vivos. Beijing te dice una cosa y al momento te dice otra. La brújala de nada te sirve porque aquí marca el Sur…

Perdidos entre el tercer y cuarto anillo, descubrimos el Mercado de Antigüedades más grande de China. Flea Market, como lo llaman en su versión más occidentalizada, se abrió ante nosotros como una gran feria de Ifema, eso sí, al aire libre. Pasillos debidamente ordenados para una variedad de objetos fuera del alcance de nuestra imaginación. Llegamos con el toque de queda de las cinco de la tarde que invitaba amablemente a los comerciantes a recoger sus chiringuitos. Día tras día, guardan sus minúsculos y no tan minúsculos productos en su bicicleta-camión al ritmo de una música que bien podría sonar en Plenilunio. Ayer llegamos tarde y con poco dinero en el bolsillo, el justo para ir después al Carrefour a por la leche. La próxima vez, iremos con nuestra primera visita. “Ya no queda nada”.


Cambiamos la bandeja y una perenne sonrisa por una invitación a un evento organizado por La Cámara de Comercio de España en Beijing. Como infiltrados que éramos, charlamos amistosamente con otros invitados. Realmente en esta ciudad hay espacio para todos y para cualquier tipo de empresa. El “todo vale” aquí es una filosofía de vida. “Tapas, vinos y negocios” llamaron a la reunión de emprendedores españoles y de otras nacionalidades. Las tapas brillaron por su ausencia, los negocios guiñan un ojo al ecologismo y el vino…intentó suplir al Brugal con Coca-cola.

Y aunque más de uno se piense que estamos en Beijing de vacaciones, lo comprobará cuando pise tierras orientales el 7 de mayo ;p Emails cargados de significado. Uno tras otro y “meetings” o citas con las diferentes personas que contactamos allí o aquí. La comida con Fátima resultó ser un doble descubrimiento: gastronómico y personal. Un restaurante Taiwanés hizo las delicias de conversaciones en la que compartimos puntos de vista. Y, para los más curiosos, algo en lo que nos diferenciamos es el cambio de horario. Esa horita que os quitaron a vosotros la noche del sábado al domingo nos llegó en forma de regalo. Ahora vuestro despertador sonará cuando empecemos a comer en lugar de durante la sobremesa, una costumbre que aquí seguimos manteniendo.

El motor que hace funcionar a la ciudad que hoy nos acoge es la arbitrariedad. Larra se hubiera suicidado antes de haber vivido en Beijing y tratar de tramitar cualquier tipo de gestión. “Vuelva usted mañana” no suena a chino, es el pan de cada día. Se entiende y asume como si fuera normal y hasta saludable.

Gregorio nos abrió las puertas de la Embajada de España. Volvíamos a casa sin pasar por el aeropuerto. Su teléfono tiene una agenda tan amplia como cualquiera de las redes sociales que conocemos. La diferencia es que sus contactos no son admiradores de ningún club ni dejan notificaciones ni cuelgan fotos de sus juergas pasadas. Eso sí, son muy útiles, Contactos con casi tacto.

El romanticismo de viajar en tren desde Beijing a Ulam Bator en el Transmongoliano, ha sido sustituido por Hong Kong. Una SAR (Special Administrative Region), como así se denomina al “Puerto perfumado”, será finalmente nuestra primera escapada. 25 horas de periplo sobre una cama dura a bordo de un tren lleno de chinos será una experiencia que no dudéis que os redactaremos. Click!


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5 comentarios:

  1. 25 horas: Eso hay que novelarlo y pasarlo a teleserie (como la de Jack Bauer), hora a hora. Ánimo, eso solía tardar el expreso de Cádiz a Barcelona en los años 70. Por cierto, ¿sabéis cómo le llamaban al veloz trenecito?:

    El "Shangai Express" (pronunciadlo en andaluz)

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  2. No os asusteis por que pasará mañana...todo va a ir muy bien.
    Los optimistas son los que transforman el mundo.
    ¡ole! con la chinita,que bien habla español.
    La primavera entrará la próxima semana,cuando llegue el jamón,el queso,el lomito......y muchos besitos.

    (MILI)

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  3. El 7 de mayo es mi cumple!!! jajajaja!!!

    Ya estoy detrás de la LonenyPlanet de Beijin...

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  4. Ni hao a Shanshan! Y a vosotros, Mo y Ga. La montaña rusa es verdad que encoge el estómago pero también es tan emocionante la sensación de lanzarse al vacío...como vosotros en esta aventura que comenzásteis hace dos meses. Desque aquí nos da un poquito de envidia y todo suena tan exótico...
    Cuando vaya, yo también quiero conocer ese "Puerto Perfumado" Esclaramunda

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  5. hola,yo de nuevo
    ya si que me guele el c.... a chino,97 horas nos separan del momento tan esperado,conoceremos de primera mano el entorno donde estais pasando vuestras esperiencias que tantas veces nos contais con cariño y entusiasmo.
    Me encantaria vivir las aventura que estais viviendo en vuestras carnes(pero no te engaño)con un poco mas de fondos para no estar obligado a tener que estar tanto tiempo en el camarote del tren tomando te y viendo pasar cada 10 minutos a un chino vendiendote comida o similar en las clasicas bolsas transparentes, pero es una esperiencia que esta bien para poder conocer tambien otro forma de vida,la en las afueras de las grandes ciudades,pues es mas interesante y diferente "si es posible".
    Bueno cada minuto que pasa es uno menos y de momento me gusta.
    Ya es tarde ,buenas noche o buenos dias besos..............

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