Días tan largos como las avenidas que dibujan Beijing se suceden sin que nos olvidemos de dónde venimos. Hacia dónde vamos es una incógnita que nos permite disfrutar de este viaje a ninguna parte…
Fruto de las peleas dialécticas aparece un cansancio que aquí tiene su mejor contexto. Explicar lo cotidiano a alguien que no escribe, sino que crea ideas sobre un papel a base de trazos sin una relación aparente, resulta frustrante. Mezcla del idioma de Cervantes, del de Shakespeare y del más universal de todos los idiomas, el de los gestos, nace una comunicación, que más que fluir se obstruye, que nos hace entendernos. Sí, 45 minutos después de una exhausta interpretación en un escenario en forma de oficina, hemos conseguido pagar un nuevo mes de conexión a internet. Ahora conocéis el motivo de nuestra demora a la hora de escribir en el blog.
Sólo a 10.000 kilómetros de lo conocido uno puede alegrarse y sentirse realizado por tener en su bolsillo una tarjeta que le permite coger el metro y el autobús todas las veces que quiera, por abrir una cuenta corriente, con su libreta y tarjeta de débito correspondiente y así un sinfín de situaciones que en tu país resultan banales, pero que lejos de donde nos sentimos seguros, son nuestras pequeñas conquistas particulares. Y queríamos compartirlas con vosotros.
A primera vista las diferencias entre los chinos y nosotros son evidentes. Sus ojos se estiran tanto como el sueldo medio de un españolito de turno. Suelen adoptar la postura denominada “en cuclilla”, tan incómoda como impronunciable. Escupir en la calle es un deporte para el cual están sobradamente cualificados (dos grandes categorías: con o sin pollo). “La vez” no la da nadie, porque es el turno de todos. Sin embargo sus ilusiones, sus miedos, sus alegrías, sus penas, sus ambiciones, sus fracasos…son las mismas que las nuestras. Los chicos emulan a Yao Ming en las canchas de baloncesto, las chicas corren en una pista de atletismo para alcanzar una igualdad que hoy es un susurro, el obrero busca en la ciudad el trabajo que ya no hay en el campo, la universidad acoge a estudiantes que no saben que son el mañana de un país que no conoce sus límites, etc.
“Bienvenido a la República Independiente de su casa”. Lema estandarizado en todos los hogares que no disponen de grandes recursos ni facilidades para ser amuebladas. Sí, en Beijing también hay Ikea y ayer pudimos comprobarlo. Como si de San Sebastián de los Reyes se tratase, la calle Futong alberga el laberíntico mundo sueco al que todos recurrimos alguna vez. Hasta el 4º Anillo (lo que podría ser la M-50 en Madrid), llegamos con la idea de comprar cuchillos, sartenes, un colchón y, por qué no, todo tipo de chorraditas que hacen del hogar un espacio más acogedor. Y no se nos olvidó nada… tan sólo el detalle de que un taxista igual se negase a llevarnos hasta la otra punta de la ciudad con tan abundante manjar. Afortunadamente, un chinito de a pie, se ofreció, con todo el ánimo de lucro posible, para llevarnos hasta nuestro destino. Pero lo difícil venía entonces, cuando tendríamos que pactar un precio que nos convenciese a las dos partes. Como mucho la mitad de lo que te piden, esa es nuestra filosofía y siempre lo conseguimos (incluso teniendo la sensación de que a veces pagamos más de lo que merece). Se adjudicó la carrera a siete euros. Por ese dinero, hizo labores de taxista y transportista en una furgoneta que bien podría ser de reliquia. Cumplió con sus labores y anoche, por fin, conseguimos librarnos de esos muelles que tatúan nuestra piel.
Mientras los días no dejan de empezar, nosotros continuamos con esa ardua tarea que consiste en relacionarse con el resto del mundo. Viajar a un país que no es el tuyo, implica varias carencias y lo que más se echa en falta, dejando de lado la comida de mamá, es nuestra gente. ¿Y por qué China iba a ser diferente? Pues no lo es… Familia, amigos y algún que otro animalillo nos asaltan a la mente en muchos momentos a lo largo del día. Pero inmiscuirse en una cultura también significa relacionarse con la gente que la forma. Y en esas estamos. Chinos, occidentales y españoles que hacen viajes pasajeros a la capital para resolver sus negocios se han convertido, como diría algún que otro mafioso, en nuestro “círculo de confianza”. Sumamos y seguimos y esta vez ha sido Pedro el que ha entrado en escena. Un curioso y entrañable señor al que le apasiona todo lo asiático pero no tanto como para vivir en el lugar demasiado tiempo, nos ofreció sus experiencias al ritmo de un kafei y una kele! Un paréntesis entre los tallarines y el té que nos permite mantener nuestras costumbres. Estábamos en Beijing, sí, pero bien podríamos haber estado en su estudio de la Castellana.
Algunos pensadores creen que seis contactos son los suficientes para conocer a cualquier persona en el mundo. Seis escalones sería necesarios para llegar a esa persona que todos deseamos. ¿La habéis encontrado ya? Seis grado de separación. Un objetivo marcado con un número que no tiene sentido si no se aprovecha el paso de uno a otro. Y nosotros ahora nos encontramos en ese punto. Disfrutando cada una de las miradas, de las conversaciones habidas y por haber, de cada partido de baloncesto o bádminton, y, sobre todo, de cada nuevo amigo, apoyo. Ni que decir tiene que nada podrá remplazar aquellas veladas en la Mazmorra o las pachangas en el Motocine. Nadie se va a olvidar de esas risas peculiares que provocan comentarios ocurrentes ni de esos pitis en la calle para terminar el día. Recordándolo, lo mantendremos vivo y será así hasta que podamos volver a sentirlo. Eso sí, esta vez el destino puede ser la sorpresa.
¡Mil visitas en menos de tres meses! Estáis empezando a ser todo un fenómeno mediático.
ResponderEliminarLa próxima vez que pase por delante de un instituto me fijaré a ver si el alumnado es chino, porque las aceras están que parece que ha llovido mocos...
Muy chulas vuestras experiencias...
ResponderEliminarDemasiado bien escribis para lo mal que dormis.
Besitos
(Mili)
Yo también te echo de menos Galo mío, pero este finde no, y seguro que sabes porque. Forza Atleti, algún año os tendremos que ganar...
ResponderEliminarNo sé qué decir... me dais mucha envidia!!!!
ResponderEliminarUn besazo!!!!!
Moni! Aunque no escriba siempre, si que casi siempre os leo.
ResponderEliminarEn cuanto pueda te mando las fotos del ultimo dia. Siempre ando liado y nunca encuentro el momento, pero vamos, que de la semana que viene no pasa.
Ya me daras alguna clase de badmigton.
Por cierto, ¿has probado ya Taichi?
Emociona, deja sin palabras, lo único que se me ocurre es: "de libro". me encanta como escribís y os expresais. ¿Os habeis planteado recopilarlo todo en un libro? :) sería un gran éxito(yo lo compraría) ¿estaríais dispuestos?.
ResponderEliminarMe parece genial que sigais conociendo a más gente, haciendo más amigos y enfrentandoos al ya no tan desconocido mundo que os ha sido Beijing desde que llegasteis. Espero que sigais dominando la situación y esteis tan llenos de energía y ganas de vivir y comerse el mundo como aparentais por la webcam del "skype".Resumiendo; espero que os vaya todo muy bien y que me podais dar de comer cuando vaya ;).
os extraña:
Álvaro
Muy bueno el texto, como siempre aunque no se os ve muy duchos con las chorricintas esas, todo es practicar jejeje.
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