Xièxie a los amigos y al primo que mandaron sus felicitaciones en forma de mails, a la abuela, al hermano, a los tíos y al primito que vía Skype dijeron "Felicidades" y al padre y a las mamás que llamaron por teléfono marcando un sinfín de números para recordar un paso de los años que se acelera.
La idea de tener amigos en un país nuevo es algo que comparte todo español que se precie y nosotros no íbamos a ser menos. Nuestras citas con chinos u occidentales ya, por fin, se pudieron dar la semana pasada y los resultados no han podido ser mejores. Shanshan fue la primera en atreverse a enfrentarse a dos personas con las que tendría que hablar en un idioma que no era el suyo. 20 años de experiencia que le sirvieron para aconsejarnos en el laberíntico mundo de las peluquerías y con la que ahora quedamos para unas lecciones de interchange chino-español. Dani, un español afincado en Beijing junto a su mujer china, puso el contrapunto. Alguien que acaba de ser papá por primera vez y, para más inri, con su particular toque oriental. Tal vez por eso, se apreciaba en su cara la felicidad por estar aquí y por transmitirnos el lado más positivo de Beijing y, la verdad, es que lo consiguió.
Desde la ventana de nuestro piso vemos un campo de fútbol que se usa para todo menos para jugar partidos. Aquí los balones piden la vez en la cola del paro. La distancia que nos separa es mucha, pero para la crisis parece ser poca. Del deporte rey en Europa se sabe poco por Beijing, teniendo a Yao Ming arrasando en la NBA y a muchísimos campeones del mundo de bádminton se entiende. Por ese motivo no dudamos en probar suerte en la práctica de estos deportes con nuestros amigos chinos. Mónica optó por el bádminton y Galo por el baloncesto. El pabellón nacional quedó bien alto, así lo certifican los comentarios que nuestros rasgados amigos nos regalaron: "Aprendes muy rápido" y "Eres un buen tirador". Hay que tener en cuenta que la indumentaria que teníamos no era la más idónea para hacer deporte, pero eran tantas las ganas que teníamos de volver a sudar que no nos importó y nos lanzamos a jugar con vaqueros.
Resulta curioso ver como una pequeña desconocida para muchos de ustedes, la webcam, está generando tan buen rollo e incluso animando a los indecisos a volar 10.000 km para volver a vernos y contarnos en persona lo que ahora hacemos a través de esta nueva herramienta amiga tecnológica. Cada una funciona de una manera, unas son cámaras de video, otras son cámaras de foto sin saberlo sus dueños, pero todas nos acercan un poco más al otro lado. A ti aquí y a nosotros allí.
Podemos imaginarnos el ambiente de Champions que se estará respirando en Madrid. Mañana se juega un clásico de la vieja Europa. Real Madrid-Liverpool, dos clubs con filosofías opuestas pero casi igual de alardeadas. Mónica y Galo, dos amantes del primer club de la ciudad y de la capital de nuestro reino, por mucho que os joda a algunos de vosotros, no se perderán la cita y a las 03:45 de la madrugada, CCTV5 mediante, estarán delante del televisor, esperando, cantar los goles del que nunca hace nada. El Muerto.
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