jueves, 13 de enero de 2011

La vida en un instante

Después de un vuelo que, cada vez se nos hace más largo, volvimos a encontrarnos. Vosotros y nosotros. No parecía que hubieran pasado seis meses desde la última vez que nos vimos. Vuestro cálido recibimiento contrastó con el frío ambiente de Madrid ¡quién iba a pensar que en Shanghai hacía mejor tiempo! Un cocido de la abuela en la mesa me sirvió para no tener dudas de donde me encontraba. Estaba en casa, sin embargo, la sensación de ser un extraño no me abandonó durante toda mi estancia. Han pasado dos años desde que abandoné las paredes que me vieron crecer, tiempo en el que todo y todos habéis cambiado. Yo me lo he ido perdiendo.

Me gustaría disculparme de la gente que no vi, de la gente a la que le dediqué menos tiempo del que me hubiera gustado, hice todo lo que estuvo en mi mano para que 15 días parecieran un mes y nos dieran las diez y las once y las doce… Hay gente que extrañé (“Chubasco” y “Pesas”), pero ya sabía que no vería. De ellos también me he acordado mucho y todos les hemos echado de menos. Muchísimas gracias por vuestros regalos, ahora visto elegantemente, tengo lectura para la noche, huelo mejor y puedo hacer deporte holgadamente.

Saborear un cochinillo segoviano, disfrutar de un mejorado “Martes loco”, oír la radio por la noche, conducir, volver a saltar a un terreno de juego con el Rayo Lineal, pasear por Madrid, ir de visita a la casa de los amigos independizados, viajar hasta Rivas, estar cerca de los míos, es algo de lo que uno nunca se cansa.

¡Arriba esas máscaras!

Como en la película ¨La Terminal¨, los aeropuertos se han convertido en nuestra segunda casa (o tal vez deberíamos decir los aviones?) No estamos nada cerca de España, eso es evidente, pero más obvio le resulta a nuestro cuerpo cuando le sometemos a un cambio de horario de -7 en un salto de tiempo de 12 horas seguidas metidos en un avión. Pero la alegría nos contagiaba, nos hacía más fuertes.

Llegamos a casa, con muchas cosas por hacer y poco tiempo por delante. Escapada de cinco días en un París donde sólo cesaba de nevar cuando las temperaturas descendían a -5°C. La ciudad de la luz nunca decepciona y menos si la compañía es la mejor que podía tener. Vimos al popular hombre de barba blanca salir de una de esas típicas chimeneas francesas con un paquete lleno de bonitos y especiales recuerdos. Las películas en el sofá de casa es otro regalo que me traigo conmigo.

También hubo momento para el deporte y no se falló a la cita anual de la San Silvestre Vallecana. Se acabó, sí, con mucho dolor y dos días de agujetas, pero ¨we run Madrid 10k¨. El año que viene entreno más y, esta vez sí, nos disfrazamos. Ovejitas gemelas, lo prometemos!

La escapada a Madrid fue un momento para reencontrarse con los amigos, aquellos con los que no tenemos más contacto que los correos y el teléfono. Cenas hogareñas, copas en el bar del barrio e incluso escapadas a la montaña. El tiempo siempre se queda corto, será que lo hemos pasado muy bien?

Pero las obligaciones mandan y aquí estamos de nuevo en Shanghai. Este 2011 se presenta a nuestros ojos como una oportunidad para marcar el cambio. Proyectos que esperamos cuajen desde un nuevo hogar, ahora desde un piso 29. Contra todo pronóstico, el jet lag ha hecho estragos en nosotros. Además, el frío no solo se siente en la calle, se inmiscuye entre las paredes de casa. No puedes escapar, ni siquiera con el aparato de aire caliente (aquí no hay calefacción). Tenemos ganas de estar ya asentados, de llevar un día a día. Y con muchas ganas de recibiros en una nueva visita!

Palabra: regreso.

Un proverbio árabe aventuraba: un ejército de ovejas liderado por un león saldría victorioso ante un ejército de leones liderado por una oveja.

3 comentarios:

  1. ¡Y qué pronto se han pasado estos quince días!
    Otra vez en Shanghai, otra vez tan lejos...
    Teneis que veniros un poco más cerca, aunque sea a Noruega, Finlandia o por ahí. Y una vez al mes bajais a comer un cocidito, unas lentejas o una paellita. ¿Por qué no lo pensais?
    También nosotros sentimos que nos perdemos capítulos de vuestra vida y por eso, aunque sea siendo ¡¡¡MUY PESADAS!!!por teléfono, queremos estar ahí todos los días.
    Lo de Noruega va en serio. Creo que se vive de miedo. Yo, igual me lo pienso.

    ESC

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  2. Ya veo que Madrid os sentó muy bien y muy corto.
    ¿Qué tal el piso nuevo? ¿Os perdéis de la cocina al dormitorio? ¿Ya has sacado muchas fotos de las vistas?
    Cuidad a Xuang, y cuidaos mucho vosotros, besos, Carmen.

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  3. Estoy totalmente de acuerdo. VENIROS A NORUEGA. Hemos pensado lo mismo tu madre y nosotros, sin saberlo. Estareis más cerca de aquí y tendrías más visitas, jajajajajaja. Besos de tia PITU

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