Dicen que si deseas algo con muchas ganas, al final termina cumpliéndose. Tomar las palabras como herramienta nos empuja a confiar y hacer caso de ellas. El resultado no pudo ser mejor y Beijing ya ha podido comprobarlo con la llegada de Inés y Emilio. Alegría por poder recibirles. Desconcierto por hacerlo en un país que no es el nuestro, aquel que añoro por los buenos momentos que hemos pasado juntos. La lluvia les recibió en el Norte y el calor les esperará en el Sur. Mientras tanto disfrutan de esos museos gastronómicos que guían sus viajes.
Los que residen en una ciudad no siempre tienen que ser los únicos que orienten, que muestren. El conocimiento puede adquirirse de muchas maneras y ellos lo han hecho con la experiencia en otras ciudades y la lectura constante de los cuadernos de bitácoras que de tantos apuros nos han sacado. Como buenos amantes de la cocina, tenían un as en la manga a modo de empanadillas. El restaurante Dan Tai Fung y sus “xiaolongbao” fue para nosotros un gran descubrimiento. Empanadillas rellenas de cangrejo que se convierten en un manjar: mójala en soja, ponla sobre una cuchara, dale un pequeño mordisco para que salga el líquido que hay en el interior y directamente a la boca. Todo aquel que pase por Beijing, debería probarlo.
Los valientes de paladar son los que nos hacen descubrir lugares como Dong´anmen Dajie, una calle repleta de puestos de comida iluminados por linternas rojas. La mezcla de olores de todo tipo, la sucia imaginación que crea combinaciones nada apetitosas en la mente, hace que animarse a probar una brocheta sea un reto sólo apto para inconscientes. Nosotros probamos el pincho de calamar, patas de pulpo, el cangrejo hervido, noodles (hay gente que ha estado por aquí y apenas los probó, una pena) y una especie de kebab. Beber se bebió lo de siempre pin de Ke le (Coca cola) y se intentó conseguir lo que aquí es imposible, agua con gas. Menos mal que en el moderno Hotel G la regalan.
La angustiosa sensación de que Beijing te devora poco a poco es palpable y se respira en el ambiente. Que un día un cualquiera del mes de julio, en el hemisferio norte, a las 19:00 sea de noche te invita a viajar en el tiempo y recordar que estaríamos haciendo hoy hace un año. Más cómodos, más estables, más tranquilos, rodeados de todos los que extrañamos, seguro que estaríamos, sin embargo, aquí seguimos, contra viento y marea en un Beijing que tampoco tiene playa. Los lujos que dejamos atrás hoy son lecciones de vida que nos enseñan a valorar lo que tenemos y tuvimos. ¿Cómo es posible sentirse rico con los bolsillos vacíos? A veces, un viejo trineo tiene la culpa de tanta felicidad.
Nuestro viaje se encuentra en esa fase en la que uno se emociona y se siente orgulloso de donde viene. ¿Por qué motivo? El martes pasado, mientras esperaba a que nuestro nuevo alumno de español, Yu Jia Xi, acabase su clase de chino antiguo, curioseando entre sus cosas descubrí una foto en la que aparecía él junto a Rafa Nadal. Entonces me di cuenta de muchas cosas que, en el fondo, ya sabía antes de venir aquí, pero que sólo fuera puedes comprender.
Volviendo a nuestro alumno. Yu Jia Xi es un chico de catorce años con una jornada académica de casi doce horas diarias. Guitarra, matemáticas, hockey sobre hielo, tenis, chino antiguo…y español, con el que cuenta entre líneas una historia que bien podría acabar como Ciudadano Kane.
Parecía que nunca iba a llegar el momento. Mañana cogeremos otro tren, esta vez 13 horas de trayecto. ¿Destino? Shanghai. Un tren nocturno nos llevará a la “ciudad sobre el mar”, donde repostaremos energías para coger horas más tarde un autobús hacia Anji. Muchos no habréis oído hablar de ese sitio (nosotros hasta hace muy poco tampoco) pero el culpable es un eclipse solar que oscurecerá esta ciudad china por un periodo algo superior a los 5 minutos. No podíamos desaprovechar la invitación de una expedición de astrónomos. Ellos han venido a China a observar el cielo y nosotros a captar ese momento.
Que alegria tan grande veros juntitos.Lo de los pinchos nocturnos ya sabiamos que iban a caer mas de uno, ertais preparados para todo.
ResponderEliminarAquí se os echa mucho de menos.
Os queremos mucho
(mili)
Hola de nuevo chicos!!! suerte para vosotros que vais a poder experimentar un eclipse solar en el mundo asiático. Hay que ver cómo pasa el tiempo...parece que volvimos ayer y más de una visita ha vuelto a pasar por vuestra casa después de nosotros...Seguid disfrutando y descubriendo cosas para que nosotros también vayamos aprendiendo. (Muy bueno lo de los noodles...jaja) Besos chicos.
ResponderEliminar¡Qué suerte poder ver ese eclipse total!!
ResponderEliminarEsperamos que nos conteis la experiencia muy pronto.
Me gustan los comentarios que hacen todas vuestras visitas. De alguna manera podemos "vivir" esos dias nosotros también. Pero, ¡NO! tenemmos que pasar por vuestra casa todos los que aún no lo hemos hecho. Llevaremos jamón.
Esclaramunda