Tren bilingüe de ojos rasgados. Otra China se nos presenta al otro lado de la ventana. Los arrozales han hecho acto de presencia una vez nos hemos levantado de unas camas no tan duras.
Sí, viajar en tren es romántico, uno tiene la sensación real de estar llegando a otro sitio. Constantemente decimos adiós. Adiós a una ciudad, adiós a los obreros que construyen un país, a los campesinos que labran la tierra… y es que el tren no se detiene. Hong Kong es nuestra Ítaca particular. Llegar, llegaremos, después de 25 horas de trayecto, después de una comida, una merienda, una cena, ocho horas de sueño, de un desayuno…en unos momentos.
Viajar y el tren son el matrimonio perfecto. Cada estación es un motivo para ilusionarse. Parece mentira que después de la China que se nos ha sucedido ante nuestros ojos desde nuestro compartimento le siga el paradigma de la modernidad y del consumo. China se está construyendo, aún está por hacer y nosotros tenemos la suerte de intuir en que se convertirá. Desde el vagón 4, compartimento 13-14 hemos descubierto lo que hay detrás de este gran escenario. Ni rastro del capitalismo galopante entre Beijing y Hong Kong, hay gente que no conoce la firma Nike, y eso que se la fábrica está aquí.
El tren tiene clases, pero todos nos encontramos en el baño. Todos nos dirigimos al mismo destino. El inglés y el cantonés se mezclan confundiendo al extranjero que no sabe muy bien a donde se dirige. La sombra del Imperio Británico es muy alargada…
Esta es nuestra primera escapada de Beijing. Más de 2000 kilómetros de distancia nos separan del lugar escogido ¿El destino nos escoge a nosotros? Ir en tren a Hong Kong ha sido una buena idea. El cansancio, la incomodidad, están en la cabeza. Viajar es mucho más que llegar. Hay viajes que acaban cuando se llega al destino.
Sentados en un sillín reclinable junto a una gran ventana una China desconocida se ha convertido en un escaparate en movimiento. Será difícil olvidar la imagen de un amanecer en un punto cualquiera entre Beijing y Hong Kong. A los chinos el tren les permite hacer aquello que más les gusta, comer y dormir. Cada compartimento es un hogar, con abuela incluida.
Qué se hace más pronto, ¿levantarse o acostarse?
Sí, viajar en tren es romántico, uno tiene la sensación real de estar llegando a otro sitio. Constantemente decimos adiós. Adiós a una ciudad, adiós a los obreros que construyen un país, a los campesinos que labran la tierra… y es que el tren no se detiene. Hong Kong es nuestra Ítaca particular. Llegar, llegaremos, después de 25 horas de trayecto, después de una comida, una merienda, una cena, ocho horas de sueño, de un desayuno…en unos momentos.
Viajar y el tren son el matrimonio perfecto. Cada estación es un motivo para ilusionarse. Parece mentira que después de la China que se nos ha sucedido ante nuestros ojos desde nuestro compartimento le siga el paradigma de la modernidad y del consumo. China se está construyendo, aún está por hacer y nosotros tenemos la suerte de intuir en que se convertirá. Desde el vagón 4, compartimento 13-14 hemos descubierto lo que hay detrás de este gran escenario. Ni rastro del capitalismo galopante entre Beijing y Hong Kong, hay gente que no conoce la firma Nike, y eso que se la fábrica está aquí.
El tren tiene clases, pero todos nos encontramos en el baño. Todos nos dirigimos al mismo destino. El inglés y el cantonés se mezclan confundiendo al extranjero que no sabe muy bien a donde se dirige. La sombra del Imperio Británico es muy alargada…
Esta es nuestra primera escapada de Beijing. Más de 2000 kilómetros de distancia nos separan del lugar escogido ¿El destino nos escoge a nosotros? Ir en tren a Hong Kong ha sido una buena idea. El cansancio, la incomodidad, están en la cabeza. Viajar es mucho más que llegar. Hay viajes que acaban cuando se llega al destino.
Sentados en un sillín reclinable junto a una gran ventana una China desconocida se ha convertido en un escaparate en movimiento. Será difícil olvidar la imagen de un amanecer en un punto cualquiera entre Beijing y Hong Kong. A los chinos el tren les permite hacer aquello que más les gusta, comer y dormir. Cada compartimento es un hogar, con abuela incluida.
Qué se hace más pronto, ¿levantarse o acostarse?
¡Qué impresionante esos campos de arroz! y ¡qué envidia me dais con ese viaje en tren! no será muy cómodo pero es una gran experiencia.
ResponderEliminarBueno, por lo menos podemos compartirla un poquito con vosotros a través de esta ventana que es Internet.
Y Hong Kong de noche ¿es tan neoyorkino como se ve en las fotos?
Esclaramunda
Al viaje le falta el contrapunto de la hogaza, el quesillo y la bota de vino. Ya semos mu modennos.
ResponderEliminarQue bueno es poder viajar,pero mejor es ir dejando huella por donde se pasa y puertas abiertas a la amistad.
ResponderEliminartienes que ser como una esponja cojiendo esperiencias y conocimientos pues eso es la vida y te ayudara a ser fuerte y comprensiba en todas las decisiones que tengas que tomar.
Bueno un poco menos filosofo hos dire que me alegro que lo esteis pasando tan bien ya solo quedan otras 25 horas para llegar a vuestra casa (animo)que el viaje sea corto y las fotos muchas,para hacer una buena esposicion.
Vosotros para arriba y yo a acostar que ya es tarde muchos besosssssssssssssssssssss
Jooo...
ResponderEliminarMoni, no me has contestado al mail!!!!
Cómo va todo por allí? Cómo van los contactos...
Un besazo!!!!
Sí.
ResponderEliminarSois afortunados.
No pienso perderme ni una entrega.
Suerte y disfrutad!
L.Y