martes, 2 de junio de 2009

Palabras disfrazadas


Un mes que estrenamos para disfrutarlo. Junio pasará a nuestra historia por su importancia en palabras. Textos escritos ocultos bajo una mirada de ojos que empiezan a rasgarse para continuar con una vida en el dormilón que empieza a espabilar. Esperamos críticas, sugerencias y también buenas palabras a un trabajo que se empezó en Madrid y que nos introdujo en nuestro “Gayjing” particular.

Decoramos y redecoramos. Una sola visita a Ikea (“yi jia”, como aquí lo llaman) no fue suficiente y este fin de semana tuvimos que armarnos de valor, otra vez, para salir de allí con una mesa y dos sillas que formasen nuestro centro de operaciones. Los sábados por la mañana la casa sueca recibe a cientos de chinos que hacen de la compra una pesadilla. Tras un recorrido guiado por todas y cada una de las secciones, misión cumplida. Mientras tanto, la reservada Xing sigue enseñándonos los secretos de esta lengua que se habla sin mover la boca y se canta por sus cuatro tonos.


Dicen que la gastronomía china es tan saludable que sortea aquellos “defectillos” que empiezan a aparecer cuando envejecemos. Soja, verduras y mucho ejercicio les ayuda a disfrutar de partidos de bádminton que pocos de nuestra edad podrían soportar. La visita al parque de Ritan, la única zona verde de entrada gratuita hasta el momento, dejó claras evidencias de que un hombre de setenta años en China es capaz de jugar o bailar casi sin despeinarse. Envidia sana que nos motiva a mejorar cada día. ¿Nadie quiere escribir un libro sobre su estilo de vida, sobre su mentalidad? Eso sí que sería un éxito y no las memorias de Ana Rosa Quintana. La vida es una lucha de gigantes que nadie pasa sin tropezar y de la que los asiáticos parecen sobreponerse con energía.

Debemos estar en una recta porque vamos muy rápido. Ya tenemos en nuestras manos dos billetes de tren con destino a Hong Kong. Esta nueva y adelantada salida viene motivada por el hecho de que Margaret, nuestra alumna de español, nos ha invitado a su casa de Wan Chai, en la isla de HK. El Puerto Perfumado no espera, a ver si esta vez nos cruzamos con alguna triada.

Veinte años después, tus profecías se cumplieron y ya estás con la abuela Bienve. En su momento no fui consciente, pero hoy sé cuándo fue la última vez que te vi. Lo mejor que tengo son los momentos compartidos con un tío que fue como un abuelo. Chubasco, tu ausencia será tan grande como el cariño que se te tiene.

2 comentarios:

  1. Me alegro que volváis a los largos viajes. Esto ya va siendo una rutina muy interesante. Ya nos contaréis.

    Desde aquí queremos hacerte llegar nuestra condolencia por la pérdida de tu tío.

    Besos.

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  2. Es verdad que los chinos son pura fibra. ¿Será la soja? ¿Será el arroz? o ¿Será el tai-chi? Probablemente será un poco de todo. Y vosotros como por lo que se ve en la via alimentaria habeis entrado, ya sólo os falta practicar en ese parque "gratis total" la postura de la grulla. ¡¡¡Queremos una foto ya!!!

    Esclaramunda

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