lunes, 19 de octubre de 2009

Un "ranchou" de regalo




El día 27 de septiembre supuso el final de nuestro más que viaje de placer por tierras tailandesas. Sabíamos que antes o después aquella experiencia de recorrer todo un país, de norte a sur, visitando el este, terminaría. Regresamos con notas, muchas notas. Todavía aún con más fotos, si cabe, pero y los recuerdos ¿dónde se guardan? Sin avisar, sin motivo aparente lógico, se vienen a la mente elefantes, orquídeas, monjes vestidos con túnicas de color azafrán y naranja. De repente llueve. Y nuevas apariciones tiene lugar, ruidosos tuk-tuk, mochileros, niños vestidos de uniforme. Sale el sol y vemos el río Chao Phraya y su agua color chocolate, playas, muchas playas presentes en sueños que nunca deberán hacerse realidad. El morado que invade el antiguo reino de Siam da paso al Beijing más sobreexpuesto que conocemos. Hoy hemos despertado.

Decir adiós al país que nos acogió, que nos llenó de esperanzas en nuestro futuro profesional, no es fácil pero teníamos una buena razón para volver a Beijing. Aunque resulte extraño, habría alguien para recibirnos en una ciudad que no es nuestra de sangre pero sí de corazón. Familiares y amigos trataron de luchar contra los inconvenientes del idioma y diferencia cultural mientras estábamos ausentes… y lo hicieron hen hao.


Quince días después de nuestro retorno, seguíamos haciendo turismo por calles asiáticas. Trabajo en el centro de operaciones por la mañana y exploraciones urbanas por la tarde acompañados de esa esencia española que siempre se echa en falta. No ganó Madrid y eso que la corazonada llegó hasta aquí. La noticia que no queríamos que llegase, voló en forma de mensaje cuando caminábamos cerca de la Ciudad Prohibida. Los porqués nos asaltaban, las desilusiones, el rencuentro con fantasmas pasados. Esta vez tampoco pudo ser pero llegará nuestra hora.


El día 15 de octubre se evaporó el último rastro, la última visita del año. Las despedidas nunca fueron lo nuestro y este año se han convertido en un trabajo más. ¿Cuándo terminará esa angustia? Nunca dejaremos de sentir un adiós, un hasta luego.


Si tuviera que escoger una excusa para volver a llamar a un viejo amigo, a un familiar lejano o a cualquier otro ser caído en el olvido recíproco, nunca sería para felicitarle su cumpleaños. El factor sorpresa nos proporciona esa parte de credibilidad que necesitamos para que nuestros gestos vayan un poco más allá que nuestras intenciones. Sin embargo, tú no eres un viejo amigo, tampoco un familiar lejano y mucho menos un ser caído en el olvido. Así que no tengo excusa. Con retraso (el día en cuestión para los que no estén al corriente fue el 16 de octubre), con prisas, con cierta impaciencia por hacerlo ya…quería felicitarte, Borja. Por falta de espacio no podré hacerlo en 27 ocasiones. Una vez siempre es suficiente. No imagino que deseo pediste al soplar las velas de aquella tarta imaginaria, ni tampoco querría saberlo, eso significaría que te conozco demasiado bien. Yo aún espero seguir indagando en tu persona durante otras 27 temporadas y más. ¡Felicidades hermano!



Nuestro fin en la capital del norte se acerca y ya tiene fecha de regreso. Sabíamos que acabaría, que lo haría antes de lo esperado. El tiempo pasa sin darnos cuenta y hace poco nos encontramos cogiendo los billetes que nos llevarán de vuelta a nuestro hogar. ¿Desde Beijing o desde Shanghai? Resultaba duro pensar en enero sin haber cogido aún el avión que cargue con todos nuestras nostalgias almacenadas durante estos meses. El 6 de diciembre volveremos a reencontrarnos en el aeropuerto de Barajas. A veces sentimos estar cerca, otras parece que el tiempo corre a contracorriente, sobre todo cuando sólo deseas abrazar a los que están tristes (ánimo). Pronto estaremos juntos, sólo nos queda acabar el trabajo por el que vinimos, por el que soñamos.


2 comentarios:

  1. Desde luego, no habré ido a Pekín, pero puedo decir que he tenido unos buenos reporteros que me han puesto al día durante todo este tiempo. ¡Ya era hora que hicierais como El Almendro!...

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  2. Ya contamos los dias,deseamos que llegue pronto ese 6 de diciembre,tenemos muchas ganas de veros,nos va a parecer mentira cuando nos veamos en el aeropuerto de Madrid.

    Muchos besos
    (mili)

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