viernes, 24 de julio de 2009

Marco Polo bien podría viajar en tren


Kilómetros y kilómetros de paisajes hemos visto desde las ventanas de los taxis, de los autobuses y de los trenes, que el lunes 20 de julio empezamos a tomar dirección Anji hasta el miércoles 23 que hemos llegado al gris Beijing. Alrededor de 64 horas de viaje que han atropellado a nuestro cuerpo.

Un eclipse solar total fue el motivo por el que emprendimos la odisea de viajar hasta Anji, supuestamente un lugar estratégico para disfrutar de su visión. El periplo, del mismo modo que se organizó, fue sufriendo giros de 180º cada poco tiempo. El tren Beijing-Shanghai, en silla dura, de trece horas de duración, lo cogieron dos de las tres personas que lo iban a tomar inicialmente. Una baja de última hora fue el primer mal presagio de esta aventura. El viaje en tren fue una experiencia. El vagón número dos iba hasta arriba de chinos y de nosotros dos. Gente sentada en unos asientos forrados para simular unas carencias que la espalda sufrió. Pasillos atestados de viajeros que lo hacían de pie, para luego tumbarse en el suelo y dormir. Increíble pero cierto, llegamos a nuestro primer destino.

Shanghai se disfrutó desde un taxi y desde el apartamento de Echo, una china que nos atendió muy gentilmente y que se lo agradecemos. Desde aquí un autobús nos llevaría hasta Anji cuatro horas después. Por fin, a las 20:30 del día 21 de julio llegábamos a nuestra cita con Juan Pedro, el astrofotógrafo que nos invitó a ver el eclipse. Habíamos salido de Beijing el lunes 20 de julio a las 22:00. Tiempo más que suficiente para abrir y cerrar ventanas.



La incertidumbre y tensión por saber si las nubes dejarían vislumbrar la mejor combinación entre el sol y la luna nos acompañaron hasta el mismo momento en el que empezó en eclipse. A las 8.30 del día 22 de julio de 2009, el satélite empezó a comerse el lado norte de la estrella más brillante del Universo y todos los que estábamos en Anji sentimos que íbamos a asistir a un acontecimiento ejemplar. La expedición de Cartagena a la que acompañamos eligió un lugar recóndito de esta ciudad, donde había un pequeño lago con patos y las grandes casas brillaban por su ausencia. Con el paso de los minutos, los pocos chinos que se encontraban en las inmediaciones se acercaron para ver la bonita imagen.

A pesar de la superstición por parte de algunos ciudadanos del país a los eclipses solares totales, salieron a las calles de todas las ciudades de China, como fueron Hangzhou, Suzhou o Shanghai. En el pasado, los más escépticos creían, y algunos siguen creyéndolo, que el eclipse simbolizaba a un dragón comiéndose la luna, por lo que salían a la calle con tambores para ahuyentarlo. Ayer no hubo ruido, sólo gafas protectoras y muchas cámaras de fotos. El anillo de diamantes pronto llegó y a las 9.30 de la mañana el cielo se Anji se tornó a oscuro y bajaron las temperaturas casi diez grados. El júbilo y la emoción se apoderó de nosotros durante esos casi seis minutos que duró la totalidad, convirtiéndole así en el eclipse más largo del siglo XXI.



La vuelta fue dura y larga. Anji-Hangzhou en autobús. En Hangzhou nos esperaba otro tren de silla dura con pasillos repletos de viajeros y esta vez…15 horas de trayecto hasta Beijing. Ya desde casa, os escribimos para contaros lo realizados que nos sentimos por haber sobrevivido a estos tres días de andanzas. Menos mal que siempre hubo una ventana abierta…

El 27 de julio llegará una nueva visita al aeropuerto de Beijing. Tres amigas, seis maletas cargadas de ilusión y con hueco para los recuerdos que se llevarán de aquí. Ahora aún más, las noches orientales vivirán nuestra esencia, la española.


7 comentarios:

  1. La verdad es que ha sido una paliza, yo de leerlo estoy hecho polvo... pero la foto del eclipse total vale todo eso.

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  2. Bueno el mal viaje ya pasó,tantas horas y tantos chinos,que agobio.
    Ahora os quedan esas imagenes y sensaciones vividas,y eso no os lo quita nadie....
    preciosa la foto del anillo de brillante
    (mili)

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  3. ¡Menuda paliza de viaje! con esos trenes que parecen modernos, no me imaginaba que aún pudieran viajar así en China, ¡durmiendo en el suelo!
    Bueno, por lo menos vuestro objetivo se cumplió. Habeis podido ver ese emocionante espectáculo. Y contárnoslo.

    Esclaramunda

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  4. Gracias por tu voto!!!
    Por qué no se puede parar el tiempo??? Eso mismo estaré yo diciendo en un par de meses...

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  5. Leer vuestro blog es descubrir siempre cosas nuevas o como dijo un amigo mío que estuvo hace nada en Pekín: ver todo con un nuevo ojo, como si viese todo por primera vez... pero este viaje en tren de 15 horas con gente durmiendo en el suelo... no es nuevo... yo lo viví hace un año en ese país lejano y exótico llamado... ITALIA!!!! Un día me atreveré a contar mi experiencia Palermo-Roma en un tren regional de tercera... por cierto, la que dormía en el suelo era yo!!!!
    Que siga todo tan bien!!! Besitos.
    Silvia

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  6. estoy buscando donde viajo

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