domingo, 7 de marzo de 2010

No hay excusas

La crisis que no fue para unos y el Apocalipsis que fue para otros, se ha convertido en la excusa para los mediocres. El estancamiento económico ha sacado a relucir el anquilosamiento de ideas que padece nuestro país, a causa de una existencia cómoda y segura, ajena al riesgo y a la satisfacción que supone emprender y luchar por objetivos utópicos que hoy son realidades en otros países.

Como si de un espejo se tratara, el curso cíclico de la vida tiene el cometido de mostrarnos cómo y qué somos en función de lo qué hemos hecho. La sabia naturaleza, conocedora de las limitaciones del ser humano, trata de ayudarnos mostrando nuestros errores para no volver a repetirlos. Sin embargo, ahí se equivoca. La capacidad del hombre de repetir sus mismos errores una y otra vez es infinita. Tanta como el crédito que se ha vilipendiado por parte de unos irresponsables contribuyentes que no hacen más que culpar al Estado (no al partido de turno que ostente el gobierno en ese momento) de sus malas políticas domésticas.

Es difícil hallar la solución o pobre la ambición de volver a la situación anterior. La táctica de la avestruz ante los problemas no hablan de una actitud valiente por nuestra parte. Siempre encontraremos justificaciones para no hacer nada, ese punto neutro es el que frena a un país en su avance hacia el desarrollo y el bienestar de la sociedad.

Lo políticamente correcto dicta que debemos decir qué los que saben de estas cosas son los políticos y otros expertos, mentira. El cambio puede venir de esas palabras que tú silencias por miedo, por vergüenza y por no vestir de traje e ir en coche oficial. Una mirada al pasado nos dice que los tiempos de crisis son ricos en el desarrollo del ingenio, provocan una mirada crítica hacia lo establecido y generan personas con ánimo de cambio, personas con talento y emprendedoras. Una ilusión, una meta, un motivo por el que luchar nunca aparece en el programa electoral de los partidos que lo único que parecen hacer bien es enfrentar a la sociedad.

No queremos callarnos y colaborar con la desidia generalizada. Como muchos de vosotros, nosotros también padecemos la crisis. Los medios siguen saliendo en antena, siguen publicando sus revistas y sus diarios, las editoriales siguen editando libros, y las páginas web se nutren de contenidos, sin embargo, amparados en el descenso de los ingresos por publicidad, se muestran reticentes a la hora de pagar, si es que lo hacen. Entendemos sus quejas, pero si se da una colaboración mutua entre medios y autores, en la que ambas partes colaboren por igual, se podría retomar el vuelo. Si la calidad de los contenidos se mantiene, aunque sea a un precio menor al de otros años, la publicidad se animará a copar las páginas de las publicaciones y las ondas. Por el contrario, si los textos de las revistas, diarios, páginas web y libros, se empobrecen porque sólo se piensa en ahorrar dinero, sin importar la calidad, a la publicidad no le interesará anunciarse en aquellos espacios.



En una sociedad capitalista y consumista como la nuestra el dinero debe circular y no concentrarse en las carteras de unos pocos. Esta situación no se va a solucionar sola ni la va a solucionar alguien en concreto. Requiere de la colaboración de todos, cada uno en su ámbito y en la medida de sus posibilidades.

En vez de repetir tanto la palabra crisis, regodearnos en la idea de lo desgraciados que somos y pensar en el triste por venir que nos espera, podríamos creemos que tenemos la oportunidad de cambiar y ser mejores. Bien merece la pena luchar por esa nómina.


El Nobel mexicano Octavio Paz una vez dijo "el más perfecto de los sonidos humanos es la palabra. La literatura, a su vez, es la forma más perfecta de la palabra".

LA PALABRA DE HOY ES: EXCUSA



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