jueves, 30 de junio de 2011

No todos se merecen un mausoleo



 El tiempo no pasa, vuela. Llegados a este punto, piensas en todo aquello que has vivido con distancia de por medio y despierta en nosotros un sentimiento inevitable de tristeza. Recuerdo cuando contaba los días para vuestra llegada. Compartir la impaciencia con mis amigos, preparar una escapada para enseñaros otra ciudad de este lado del mundo, soñar con que las hojas del calendario pasaran al ritmo de los minutos. Tardó en llegar el momento de vuestra llegada y casi sin darnos cuenta ya hemos vivido una nueva despedida en el aeropuerto.


Repaso vuestros ¨penúltimos¨ días en Shanghai, echaba la vista atrás y no cesaban de venir recuerdos a mi memoria desde vuestra llegada. Me había hecho a vosotros, a poder hablar con un simple telefonazo, a quedar para comer. Tenía la sensación de que mi vida en Shanghai no existía sin vosotros merodeando por aquí. Al pronunciar las odiadas palabras de ¨nos veremos pronto¨ me di cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo. Ahora nos queda el bonito sentimiento de haber aprovechado al máximo de vuestra compañía. Las risas, los mojitos cubanos y las empanadillas nos mantendrán en pie hasta nuestra próxima visita. Vuela tiempo, vuela. 

 

Hace unos días viajamos a la vecina isla de Taiwan, también conocida como Formosa. En el año 1949 el líder de las tropas nacionalistas chinas (Kuomintang), Chiang Kai-shek, se refugió en aquel lugar huyendo del ejército comunista de Mao Zedong. Por ese motivo y desde entonces las relaciones entre la China continental y la insular Taiwan han sido tan complicadas y difíciles de entender para los extranjeros. Hasta el año 2008 no existían acuerdos comerciales entre China y Taiwan, por lo que no se podía volar a la isla desde territorio chino. Recientemente se ha aprobado una ley que permite viajar a título individual a los chinos del continente hasta esta isla.



 


Al margen de las peculiaridades que rodean a Taiwan, sólo podemos escribir buenas palabras acerca de lo que vimos y sentimos durante la semana que pasamos en Taipei, la capital. Nos recibió un día caluroso, pero  azul y soleado, un regalo para nosotros. La fisionomía de la ciudad se traduce en avenidas anchas cortadas por calles estrechas, donde se suceden pequeños bloques de apartamentos (no más de cuatro alturas) que recuerdan a los que aparecen en los dibujos animados japoneses. Custodiada por montañas y un tupido manto verde. El número de habitantes, alrededor de 3,5 millones, habla de la tranquilidad que se respira en el ambiente. Parece que lo coches no tengan claxon, alguna que otra lagrimilla corría por nuestras mejillas cuando al cruzar un paso de peatones los conductores taiwaneses ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡nos cedían el paso!!!!!!!!!!!! Sí, Taiwan es también la amabilidad de su gente. Atenta y presta para ayudar al forastero, sonriente y muy cercana en el trato.




Candi difícilmente podrá olvidar el nombre del hombre al que está dedicado el omnipresente mausoleo que hay en medio de la ciudad. Jamás oí referirse a la misma persona de tantas maneras diferentes. Antonio se llevó el recuerdo del único rascacielos que sobresale en el contorno de Taipei, el edificio Taipei 101. Moni aprovechó para mojarse el culete en la playa de Fulong (costa noreste) acotada y en la que había que pagar por entrar. Yo espero poder volver, a ver lo que vea, con vosotros.






Palabra: encuentro
G.K. Chesterton: “El viajero ve lo que ve. El turista ve lo que ha ido a ver”.

martes, 7 de junio de 2011

Y a ti ¿qué te corto?

  
El pasado 6 de junio cumplió años Dani, mi primo. Aprovecho este espacio para felicitarle y decirle que espero verle pronto, que se le extraña. ¡Felicidades Dani! Gracias a mi radomo no se me escapan las fechas más emblemáticas. Bonito palabro, una de las muchas cosas que hemos aprendido de todas las visitas que hemos tenido el privilegio de recibir y de disfrutar con ellos días que hoy recordamos con nostalgia. 



Siguiendo la tónica general de convertir lo cotidiano en extraordinario me encaminé a la peluquería. En China este negocio es uno de los más rentables, no hay más que ver los llamativos peinados que exhiben  los parroquianos.  Por lo general son establecimientos de grandes dimensiones, con varios “boxes” para cortar, lavar, peinar, teñir y hasta limpiar los oídos a los clientes. Ingenuo de mí, una vez más, pensé que no habría ningún problema para mi monótono corte. Fui provisto de una fotografía para mostrar que es lo que me gustaría que hicieran con mi pelo. Entendiendo la peluquería como un arte, el chino que veía a través del espejo desde mi silla no se resistió a probar a dar unos tijeretazos con ademanes que me recordaron a Llongueras. Después de una breve actuación comprendió que no quería saber nada de crestas, largos flequillos ni nada que se le pareciese. Espero que la próxima vez que vaya  sepa que es lo que quiero. Aunque atente contra sus creencias capilares.



De hogar en hogar. Si la semana pasada probamos exquisiteces chinas en la casa de Sofía, ayer fue nuestra amiga Echo la que vino a nuestro apartamento a degustar los mejores manjares españoles. Al ritmo del jamón, lomo, queso y una gran tortilla de patata, intercambiamos impresiones sobre la medicina tradicional china y las costumbres, algo restrictivas, en tres momentos de la vida de una mujer. El primero de ellos es cuando una joven siente que se hace mayor, la segunda cuando acaba de parir y la tercera cuando se acaba ese suplicio mensual. En estos tres momentos (durante un periodo de tiempo de un mes) la mujer tiene que prestar especial cuidado a todos los elementos externos a su cuerpo. Por ejemplo, no debe ducharse para evitar dolores de cabeza futuros ni salir a la calle para salvaguardar las posibles dolencias en la espalda. Si, resulta extraño y ahora que lo sabemos nos preguntamos, ¿será por eso que la vejez en Occidente se vive sin opción alguna con problemas de salud? Si es que a veces deberíamos prestarles más atención… (excepto en el dato de la ducha).



Y por fin esta semana recibimos nuestra primera visita del año. Los padres que ya casi pueden declararse residentes en China, vuelven a tomar un avión para vernos. Esta vez, haremos una escapada fuera de mainland. En algo menos de una semana en Taiwán esperamos descubrir sus paisajes naturales, las aguas termales del norte de la isla y recargaremos energías con las famosas y deliciosas xiaolong bao. Más, a la vuelta…

Palabra: collage.
Aristóteles dijo "El ignorante afirma, el sabio duda  y reflexiona"

miércoles, 1 de junio de 2011

¡"Huanying" Nicolás!

Hace poco más de un año nos estábamos preparando para volar a España. Nuestro destino era la isla de La Toja, en Pontevedra. El motivo no era otro que ver desfilar a Silvia de blanco y a Jaime vestido de pingüino, al ritmo de Mendelssohn, camino de una ermita cubierta de conchas de mar. El “Sí, quiero” se convirtió en la ante sala de lo que hace unos días se presentó como la mayor alegría de esta pareja  amiga y querida. Nicolás.

Falta tiempo para que nos presenten formalmente, aunque Jaime, tu papá, ya nos ha enviado tu primera fotografía. Nicolás, disfruta de este momento de atenciones, mimos y cuidados, privilegio reservado a unos pocos y con fecha de caducidad. Espero poder contarte historias de tu padre y oír las confesiones que le negarás, eso es lo que hacen los tíos entre comillas. Sí, tus padres están ilusionadísimos contigo, pero otras personas que tú todavía no conoces también lo están por tu llegada. 

Papás, os damos la enhorabuena, un años más. La verdad, no ganamos para alegrías por vuestra parte y eso nos hace felices. Desde la distancia, dos amigos gritan “Campei” por vosotros. Y por Nicolás. 

Nunca hemos encontrado una excusa para dejar de conocer cada ápice de particularidad de las costumbres chinas. El domingo pasado nos invitaron a una cena en casa de nuestra amiga Xian Zhang, con marido, hijo, suegra y cuidadora incluidos. Bonita casa, donde se respiraba esencia española gracias a su paso por nuestro país. El mantón de manila decoraba el mueble de la televisión, una guía de viajes de España posaba sobre su estantería y un ¨Bienvenidos¨ no daba pie al equívoco. La suegra (o mama, como la llaman en China) se empeñó en darnos unas clases de mandarín y nosotros bien que se lo agradecimos. Es asombroso cómo valoran una breve conversación en su idioma, lo perciben como si les mostrases lo mucho que valoras su cultura. 

Li Jel, el rey de la casa con solo cinco meses, sacó la sonrisa de todos. Cogía las empanadillas con ansias de comérselas todas, chocaba su palma contra la nuestra y lloriqueaba como cualquier bebé de su edad. Pronto nos dimos cuenta de que Jel tendrá unas profundas raíces españolas, gracias a su madre y a la que nosotros podamos inculcarle. La multiculturalidad es el futuro y en China está a la orden del día.  

Por cierto, en China se tiene en cuenta el tiempo que el bebé ha pasado en el vientre de la madre. ¿Quién se atreve a sumarse un año? 

Palabra: hijo
Nicolás, algún día entenderás las palabras de Erich Fromm “El nacimiento no es un acto, es un proceso”.

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